La intuición es una voz o un sentimiento suave que nos impulsa en una u otra dirección. Nos dice lo que realmente queremos y lo que sentimos sobre las cosas. Es un sentimiento que se siente sobre todo en las tripas, aunque no es el único lugar donde puede sentirse.
También puede percibirse en el corazón, en la superficie de la piel y en el campo energético que rodea el cuerpo, conocido como aura. La intuición surge del hemisferio derecho del cerebro, la misma parte de nosotros que conecta con el arte, la música, la poesía, la danza, las emociones, la propiocepción y todos los demás sentidos.
Cuando abrimos un canal para conectar con ese aspecto profundo y creativo de nosotros mismos, podemos escuchar la sabiduría de nuestro cuerpo y desvelar secretos. Podemos saber quiénes somos, en qué punto de nuestro viaje nos encontramos y hacia dónde queremos ir.
Como la intuición es un sentimiento sutil o una vocecita, puede ser difícil de escuchar. Desgraciadamente, por esta razón, también puede ser peligrosamente fácil de ignorar, especialmente con el fuerte volumen de la sociedad moderna sobre lo que debemos y no debemos ser.
Sin embargo, la intuición no desapareció. Se sublimó en forma de cuentos populares, fábulas y supersticiones.
Creo que ahora es el momento en que la intuición puede echar raíces y ser celebrada en el mundo. A la mayoría de nosotros no nos enseñaron a escuchar nuestra intuición, pero podemos empezar ahora enseñándonos a nosotros mismos. Nunca es demasiado tarde. En esta era moderna hay más personas libres que nunca.
Podemos ser realmente nosotros mismos y seguir nuestros caminos espirituales sin demasiado miedo a la persecución. Ya es hora de que aprendamos a utilizar el poder de la intuición en nuestro beneficio y en el del mundo.
