ODINISMO Y CRISTIANISMO
Existe la creencia de que todas las religiones tienen algo en común, y aunque algunas efectivamente se parecen entre sí, no siempre ocurre.
Se ha dicho, por ejemplo, que cuando la “nueva religión” comenzó a llegar a sus tierras, los escandinavos hallaron semejanzas entre el hombre clavado en un madero y el dios Odín atado al árbol en un ritual de autosacrificio, lo cual facilitó la conversión de muchos. Pero entre aquel Jesús y el chamán Odín media un abismo, pues este último iba en pos del conocimiento, mientras que el hebreo era la víctima expiatoria de un pecado ancestral, muy dentro de la praxis judía de purgar las culpas en cabeza ajena.
También ha habido quien compare equivocadamente a ese “redentor” con Balder, el dios luminoso asesinado por Hodr, su hermano ciego, mediante una treta de Loki.
Del mismo modo se ha creído ver en el Ragnarok un calco del Apocalipsis, ya que ambos constituyen “el fin del mundo”. Pero el primero no tendrá un carácter de rendición de cuentas, no será “el día del juicio”, y puesto que no se juzgará a nadie, la pareja que sobrevivirá para repoblar la tierra solo tendrá el mérito de haber sabido ocultarse en lo profundo de un bosque.
En cuanto a los padres del género humano, Askr y Embla, no fueron sometidos a ninguna prueba de obediencia, pues no se hallaban en una relación de servilismo con los dioses, y así no hay dónde asentar un andamiaje teológico como el que culmina en el terrible drama del Calvario.
Por último, Loki no es Lucifer (el portador de la luz) ni Satán (el adversario). No ha protagonizado ninguna rebelión, y su papel en el Ragnarok será solo el de sumarse a las fuerzas del caos.
Pero a pesar de las marcadas diferencias entre estas dos tradiciones, se han dado variados sincretismos en imágenes, encantamientos, rezos, algunos de los cuales perviven en la actualidad.
©Darío Restrepo Soto.
